El verdadero liderazgo está impulsado por el deseo de servir y no por la búsqueda de recompensas personales.
En su impactante libro El Motivo, Patrick Lencioni, un autor renombrado en temas de liderazgo y trabajo en equipo, explora la razón fundamental detrás de por qué las personas asumen roles de liderazgo en las empresas.
Lencioni argumenta que el objetivo principal de liderar una organización no debería ser simplemente la búsqueda de poder, dinero o reconocimiento, sino el deseo genuino de servir y mejorar la vida de los demás.
Este enfoque en el servicio, según Lencioni, no solo es ético, sino que también conduce a organizaciones más saludables y exitosas a largo plazo.
Liderar con el objetivo de obtener recompensas personales es una trampa común en el mundo empresarial.
Lencioni señala que muchos líderes caen en la tentación de ver su posición como un premio que les permite disfrutar de estatus, poder y riqueza, mientras evitan las tareas difíciles y menos glamorosas que son esenciales para una organización saludable.
Estos líderes, cegados por sus propias ambiciones, a menudo delegan en exceso, evitan enfrentar desafíos y descuidan las necesidades de sus equipos.
El resultado es una organización desmotivada, con empleados que se sienten perdidos y desconectados, y con una cultura empresarial que carece de dirección y propósito.
Identificar a un líder que está motivado por las recompensas es relativamente sencillo. Aquí te mostramos cinco señales clave:
En contraste con el liderazgo centrado en las recompensas, Lencioni defiende que el verdadero liderazgo está impulsado por el deseo de servir. Un líder con esta motivación se dedica a:
Lencioni nos invita a todos a reflexionar sobre nuestras propias motivaciones para liderar. Nos desafía a adoptar un enfoque de liderazgo basado en la responsabilidad y el servicio a los demás, dejando de lado las ambiciones personales y enfocándonos en el bienestar de nuestros equipos y comunidades.
Al hacerlo, no solo nos convertimos en líderes más efectivos, sino que también creamos un impacto positivo y duradero en nuestras organizaciones y en la vida de quienes nos rodean.
Liderar no es una tarea fácil, pero cuando se hace con el propósito correcto—servir a los demás—el resultado es una organización más fuerte, un equipo más comprometido y un éxito que trasciende las meras recompensas materiales.
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